Introducción a los glaciares
Existen miles de glaciares en nuestro planeta, sin embargo no todos tienen el privilegio de conocer uno de cerca. Si nunca has visto alguno, es probable que hayas oído hablar de ellos para ilustrar los efectos del calentamiento global en nuestro planeta.
Hielo Patagónico Sur desde el espacio © NASA
Sobrevivientes de la última glaciación
Por ser extremadamente vulnerables a los cambios climáticos, en las últimas décadas varios glaciares han desaparecido y prácticamente todos han reducido su volumen a causa del acelerado aumento de la temperatura en todas las latitudes durante el último siglo. El valor ecológico de los glaciares no es tan sabido por todos: su hielo constituye casi el 90% del agua dulce disponible en el mundo, y teniendo en cuenta que el agua potable es un recurso natural cada vez más escaso, los glaciares resultan ser imprescindibles para el futuro de todos. El protagonismo de los glaciares en la Tierra es directamente proporcional a la importancia de las glaciaciones.
Las glaciaciones son acontecimientos climáticos cíclicos que se extienden durante miles de años donde las condiciones de baja temperatura y humedad dominantes producen un acentuado aumento del tamaño de la masa de hielo total en el planeta - en la última glaciación, el hielo cubrió casi la cuarta parte de la tierra firme. A cada glaciación le precede un período de clima más templado, con la consecuente disminución de los casquetes de hielo.
Hoy sabemos que el momento de mayor importancia de la última gran glaciación ocurrió hace tan sólo 18.000 años –un pequeño lapso de tiempo en términos geológicos– y nos sitúa en el presente como espectadores recientes de sus efectos sobre la Tierra.
El hielo glaciar constituye casi el 90% del agua dulce disponible en el mundo
Cientos de glaciares están desapareciendo a causa del acelerado aumento de la temperatura global
Los glaciares se forman en sitios donde la nieve puede mantenerse en un mismo lugar durante todo el año
Desde donde se originan su desplazamiento se debe a la acción de la gravedad, como si fueran ríos de hielo
¿Cómo se forman los glaciares?
La formación de los glaciares comienza en los sitios donde la nieve puede mantenerse en un mismo lugar durante todo el año, debido a que no alcanza a fundirse completamente por las frías temperaturas circundantes. En estas zonas –denominadas zonas de alimentación– la nieve acumulada año tras año se va comprimiendo por su propio peso, perdiendo el aire atrapado entre sus cristales y formando gránulos cada vez más grandes y compactos.
A medida que estos corpúsculos van perdiendo el aire entre sus partículas, éstas continúan fusionándose. Así el blanco inmaculado y la apariencia liviana de la nieve van quedando atrás para dar lugar a una masa cada vez más opaca y densa, llamada neviza –el estado intermedio entre la nieve y el hielo.
A medida que las minúsculas porciones de aire que aún quedan atrapadas en el interior de la neviza van siendo desalojadas por la compresión, ésta se va haciendo cada vez más traslúcida y sólida, alcanzando un estado geloide conocido como hielo esponjoso. La última fase de este proceso de compactación es el hielo glaciar, con su característico color azulado. Cuanto más antiguo sea el hielo, menos aire tendrá en su interior y más intenso será su tinte azul.
A simple vista los glaciares parecen estáticos, pero en realidad están en permanente movimiento, aunque imperceptible. Desde las alturas donde se originan, su desplazamiento se debe simplemente a la acción de la gravedad, ya que como si fueran ríos de hielo los glaciares siguen su curso según lo permita la pendientes del terreno y la potencia de su masa. Buscando el mismo destino que otros cursos de agua, los glaciares muchas veces terminan en lagos, lagunas o en el mar.
Imparables
Si la acción erosiva del agua en estado líquido es tan poderosa como para crear los accidentes geográficos que vemos en las costas del mar o los deltas de los ríos, ¡imagínate cuánto mayor es su energía transformadora cuando está en estado sólido! Como si fueran topadoras que arrasaron con todo lo que se les interpuso, los glaciares fueron -junto a la actividad volcánica y el movimiento de las placas continentales- los mayores responsables en la formación de los paisajes de la Patagonia austral.
Después de su retroceso, las grandes depresiones y cursos excavados en el terreno fueron inundadas para formar grandes lagos, innumerables canales y fiordos; bastas superficies de tierra comprimidas por miles de toneladas de peso de hielo dejaron extensos valles en forma de U y grandes planicies... prácticamente toda la geografía fue afectada por la acción de los glaciares que –aunque de pequeñas dimensiones comparados con los de los tiempos de las grandes glaciaciones– nos muestra una fuerza que aún sigue viva.