La leyenda de Elal

La creación según la cosmovisión de los antiguos Tehuelches

En los inicios del tiempo Kooch, la deidad creadora de todas las cosas, se sentía tan abrumado de su solitaria existencia en las tinieblas que comenzó a llorar desconsolado durante un largo tiempo, creando con sus lágrimas a Arrok, el mar primordial. Al contemplar su primer creación Kooch dió un suspiro dando origen a Xoshem, el viento. Xoshem fue quien separó las agua de la tierra firme. Pero Koock no pudo ver claramente su creación hasta que desgarró las tinieblas, dando lugar a la aparición de Xaleshen, el sol; y para que las noches no sean tan oscuras creó a Kéenguenkon, la mujer-luna, quien pronto se convirtió en ser maligno y poderoso. Xalenshen y Kéenquenkon se enamoraron y engendraron a Karr, la primer estrella del día, a quien se le obsequió el dominio de las mareas.

Kooch había creado así la Patagonia y los océanos, uno en el naciente y el otro al poniente. En éste último creó una isla en la que habitaron gigantes y otras criaturas, como los animales-hombres. Uno de esos gigantes, Nosithej, secuestró a la mujer-ratón y en ella engendró a Elal. Al descubrir el embarazo, Nosithej furioso asesinó a la mujer con la intensión de devorar al feto, pero en ese momento la tierra rugió, y Nosithej quedó desorientado. Aprovechando el instante de sobresalto Terrguer, la ratona de campo que era su abuela, rescató a la criatura y la escondió en su cueva, salvándole así la vida.

Elal comenzó a crecer muy rápido y pronto se convirtió en un ser de gran fortaleza física, que desafió a su padre al que terminó matando, liberando así a todos los animales-hombre de la tiranía de los gigantes. Tras ello Elal debió abandonar la isla, lo cual hizo volando montado en su amigo Kóokne, el cisne. Miles de otras aves los acompañaron en su viaje rumbo al amanecer hasta llegar a la Patagonia, y descendieron en la cima del cerro Chaltén.

Desde la cumbre de el Chaltén, Elal divisó una tierra desierta y decidió convertir a una de las bandadas que lo habían escoltado en los primeros hombres, los Tehuelches. Luego creó al resto de los seres vivos. Elal les enseñó a los hombres a cazar, creando para ello el arco y las flechas. También les dio el fuego para que pudiesen cocinar sus alimentos, y dividió el año en estaciones. Además estableció las reglas morales y las leyes, la prohibición del incesto y el matrimonio exogámico.

Pero los gigantes pretendían vengar la muerte de Nosithej y castigar a Elal apoderándose de su reino y destruyendo su obra. Elal no podía enfrentarlos a todos ellos, por lo que decidió separar el mundo de los hombres del mundo de los gigantes, pero al hacerlo los tehuelches se convirtieron en seres mortales.